Tengo 31 años, hace año y medio que salí del armario (siempre fui medianamente consciente de mi inclinación), y tras una historia fallida, conocí a la que a día de hoy es mi actual pareja. Ella tiene 29, y vive a una hora en AVE de mi ciudad. Como bien habréis supuesto, nos conocimos a través de un chat, y en breve se cumplirá un año de nuestra primera cita (concretamente el día 21 de Diciembre). Fue un regalo anticipado que las Navidades del año pasado me trajeron. Desde entonces nos hemos visto prácticamente cada semana... ¡Adif debería hacernos descuento!Por desgracia, y de momento, no hay planes de ponernos a vivir juntas, yo por mi parte estoy atada con la finalización de mis estudios, y ella, sigue viviendo en el armario...Así que de momento paciencia.
Yo nunca antes había mantenido una relación a distancia, y lo cierto es que está resultando algo complicado. El teléfono, el messenger... ufff... esos malos entendidos, esa incomunicación que provocan los mismos ( y limitados) sistemas de comunicación de los que hoy disponemos...
Sin ir más lejos, esta misma noche hemos discutido, y supongo que por eso he terminado aquí, delante del ordenador, tratando de ordenar con mis palabras los sentimientos encontrados que colisionan entre si cada vez que las cosas se tuercen.
Es curioso...la quiero por lo que es, y sinembargo (en ocasiones) desearían a toda costa que fuese de otra manera. Supongo que es la química de los contrastes la que hace que me haya calado de la manera que lo ha hecho. Vereis, yo soy una persona emocional, anárquica, detallista, de hablar largo y tendido, en gran medida transparente... Y ella, ella es racional, estructurada, más bien reservada, y exageradamente "muy suya". Esta yuxtaposición de características me ha valido de contrapeso, y de alguna manera me ha servido para equilibrarme, para ponerme los pies en el suelo, y divorciarme (un poco) de mis extravagancias y mis arranques impulsivos. Lo cierto es que desde que estoy con ella me voy gustando más, me ha "domesticado", tal y como le pasó al zorro en su encuentro con el Principito... y me encanta que haya sido así... Pero (y ahí viene el reverso de esta historia) a veces me gustaría que ella también se hubiese contaminado algo de mi particular desbarajuste, que se dejara vivir más y viviese, que amara las palabras y las entendiera como puentes hacia el otro... Igual ella tiene idéntica sensación pero a la inversa (no lo sé, ya os digo que es muy callada)... Supongo que el arte reside en saber dejar pasar el tiempo, y así, poco a poco, se acaba encontrando el punto justo... Ya veremos.
lunes, 1 de diciembre de 2008
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2 comentarios:
Hola, Yo! Me alegro mucho que te hayas atrevido a enfrentarte con tus propios pensamientos y tus sentimientos. Una vez que tienes una cajita para meterlos te los encontrarás de bruces, saliendo fuera constantemente, preparados para dar un salto mortal ;-)
Tengo algo que decirte ... y lo siento. No estoy de acuerdo en que seas zorro. El zorro no debería dejarse domesticar, si como en El Principito encontró a un alma gemela y decidió entregarse espiritualmente, alguien como El Principito sin duda le devolvió su libertad.
Yo ahora reconozco que mis grandes historias de amor han sido con personas que me quisieron tal y como soy e incluso me dieron un voto de confianza tal que me ayudó a ver partes de mí misma en las que ya no creía o desconocía su potencial.
Yo todavía tengo que conciliar en mí misma la posibilidad de estar con alguien muy diferente a mí y mantener mi/su independencia e identidad. Quiero que mi pareja sea la suma de dos y ansío encontrarme en ella con la misma naturalidad que siento en mi propia piel cuando estoy enamorada.
¡Mucha suerte y muchos besos!
Ey Ssplash! Encantada de que te hayas pasado por mi recién estrenado blog. Agradecerte la reflexión que me has regalado con tu comentario. Imagino que el arte de combinar lo contrapuesto resulta una tarea arduamente complicada, y no sé si el desgaste que produce acaba corrompiéndolo todo. De todas maneras, mientras me quede ilusión seguiré labrándome el trayecto.
Miles de gracias!
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